Gente corriendo a un mismo lugar, el desengaño normal de cada día, 

la locura cotidiana no se detiene.

Algunos se creen superiores con vigilante conducta autoritaria.

El amor sigue su camino de traición y fidelidad. Y el cielo siempre gris. 
Nada lo anuncia.

Las luces encienden resentimientos que provocan los muros de cemento, 
de cualquier lado que alguien se encuentre, las armas hacen sentir seguros
 a los ingenuos pensantes. La música hace bailar a diferentes y ríen el uno del otro 
al verse caer en una trampa demente. 
Desde arriba todo se ve mejor, aunque resalte la porquería. Sus miradas autoritarias piden seguridad.

Un sonido paraliza, los bailarines desunidos piden una explicación. Abandonan el lugar. 
Y los sigue el resto, todos. Se apagan las luces, no deben esperar.

Con orden confuso emprendieron el descenso de las escaleras de mármol. Centellantes fósforos exponen el camino. 
Nadie se atrevió a hablar. Nadie va a hablar. No se registra ningún accidente. 
Ancianos y bailarinas se dejan caer en los escalones, nadie los toca, apenas si son acariciados 
por el aire ya viciado. 
En la salida no los esperaba ninguna luz, también faltaban. Pero el aire es más puro, poco más.

Coches abandonados, ebrios desesperados, todos los habitantes salieron a la calle.
Las linternas resaltaban como puntos entre la multitud. 
Ahora un viento frio, cargado de tensión soplaba ligeramente.
Muchos marchaban ignorando el porque, otros como en busca de su destino.

El amanecer rojo pedía sangre, sacrificios en su nombre, apareció detrás de un edificio.

Todo colorado el silencio, el lugar. Todos iguales por única vez, por este momento.
El silencio llego a hacerse insoportable.

Desde un balcón alguien grita que pasa, saca una cacerola, al ser ignorado se confunde 
entre la masa silenciosa.

Mirando al cielo muchos rezan, algunos empiezan a creer, otros definitivamente
 ya no creen en nada.
El veredicto estaba dado.

Jueces descerebrados en unánime decisión condenaron al pueblo. No podían ya quedar dudas.

Los tanques avanzaron sobre la población. 
Se hacia de noche nuevamente, tristemente el fuego la secciono como antes, como ayer.

Como hoy, siempre se repite el maldito sueño de muchos.

Seguridad en vez de educación. Orden en vez de igualdad.

Hoy como ayer, como siempre.

La mesa, un libro, palabras sueltas,

Miradas cruzadas, gestos sin sentido.

El mate, la pava fría, un pájaro, el desinterés

Por las cosas, lagrimas que caen sin sentido.

El viento, las hojas, un ruido y el pájaro

Que se vuela llevándose el amor

Sin que nadie lo reclame. 

EL MENDIGO DEL ANDEN

 

Y la tristeza de este sueño mal soñado

Me hace creer que no estoy equivocado.

Y esta bien.

Y me da risa.

Me hace largar carcajadas estúpidas,

risas incoherente para los que me rodean.

Para todos aquellos que piensan

 que seguir el rebaño es lo adecuado.

Nada mas que eso.

Pienso que las revoluciones no viene

de los idiotas que complacen a estúpidos

fuera de todo buen pensamiento.

Que nunca serán, ni siquiera mil,

Los Camilo o los Ernesto en quien creer.

EL MENDIGO DEL ANDEN

Veo caras que desprecian con una sola mirada.

el poder de sus mentes alborotadas

persiguen lo que se dice en tv

el triste despreciar sin preguntar

por que se eligió este estilo de vida,

por que se puede elegir ser libre,

ser feliz con esto.

Y esos ojos miran, y esas manos aprietan,

y esas palabras discriminan 

y esa imbecilidad de creerse mejor 

con poco, poco más, nada más.

Esas caras que te dicen 

que no sos igual que la diferencia 

son ellos y tú no.

siempre estará mal visto poder elegir 

sin preguntar, sin pedirles permiso,

por no entender el juego,

por pedir la palabra y también

escucharla, por gritar bien fuerte

NO DISCRIMINEN MAS

El silencio en mis manos demuestran que el alboroto

 en mi cabeza ya no puede pensar nada.

¿No callaran mis manos ante el conocimiento

 de que todo puede pasar?

¿Que cosas ya no dirán sobre el amor que mi boca

No puede expresar?

¿Tendrán que aprender mis labios a decir,

 a gritar todo aquello que

hasta ahora callo?

¿Qué le podre decir a mis manos para que no callen?

 El dolor del silencio me aturde, me exaspera,

Me estupidiza, me hace creer que todo esta perdido.

 La televisión emite imágenes de películas estúpidas

La maldita radio escupe noticias de otros.

Hasta la muerte aburrida decidió retirarse.

Mis labios cada vez más callados no buscan nada.

No por ser pesimista a veces creo que

Las palabras ya no conmueven ni cambian

A nadie.

El sonido de las palabras retumban por el cuarto

Mis oídos ya no quieren escuchar tanto ruido.

Ya no puedo mirarte sin gritar tranquilidad

Ya no puedo estar encerrado sin gritar libertad.

Un pasillo me separa de todos.  La televisión me dice que afuera no es seguro. Me grita que no me mueva, que me quede mirando lo que le pasa a otros, aquellos que salieron.

El miedo me invade por dentro.

Me quedo petrificado.  No me muevo del sillón que ya mi forma tiene.

Mi cabeza no deja de pensar que pasa ahí afuera, hasta que alguna imagen en la tv me despeja un poco.  Pienso.

Y pienso si saldré.

¿Cuando me animare a dar el primer pasó? ¿Cuando apagare el maldito aparato y me levantare? ¿Cuándo entenderé que me están lavando el cerebro? ¿Cuándo me daré cuenta que se dieron cuenta como jugar?

Y las imágenes se repiten una, diez, cien, mil veces.

Y los muertos caen una y otra vez.

Parecen miles y lo son, mientras las imágenes se repitan.

Y los muertos somos todos y nos están matando, así ya no se puede seguir.

Y también somos la pobreza y la falta de compromiso y la estupidez y la inteligencia de elegir mal .

Y todos somos todos y todos son yo mismo acá mirando la televisión con miedo, con bronca, con los ojos cerrados, con la mente en blanco, con las imágenes una tras otra lavandome el cerebro.

Un pasillo me separa de todos.

Una tv me une al pensamiento que piensan otros.

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Talvez deje pasar de largo la noche pasada

o peor recordar cada detalle de ella.

Olvidar tus besos o tenerlos presentes.

Volver a mirarte a los ojos o ya no mirar.

Seguir insistiendo o tan solo esperar.

Vivir con la ilusión o morir con el dolor.

Tu sola me podrás decir que fue esa noche

parael día y el otro día sin esa noche.

Puedes decirme que no en vano

haberte besado?

Si tan solo son recuerdos lo que siento

en mis labios.

Recuerdo cada detalle que tal vez

quiera olvidar.

Me acuerdo del principio,

pero no entiendo el final.

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Laultima gran rebelión esta llegando a su fin.

Lastraiciones se producen dentro del círculo

Del últimoInca.

El rebelde José es capturado.

Unos festejan otros lloran. La caída ya es un hecho.

Cuatro caballos, cuatro extremidades, cuatro puntoscardinales.

José no se quiebra, no se divide, no se traiciona, nomuere.

Del cielo nublado cae el llanto de los pueblos originarios.

Para ponerle fin a sus miedos, para que no se vuelva arepetir

le cortan la cabeza, separan sus miembros, queman sucuerpo.

Cuenta una leyenda que cuando se unan todas

las extremidades del inca túpac amaru la América aborigen

será libre.