Un pasillo me separa de todos. La televisión me dice que afuera no es
seguro. Me grita que no me mueva, que me quede mirando
lo que le pasa a otros, aquellos que salieron.
El miedo me invade por dentro.
Me quedo petrificado. No me muevo del sillón que ya mi forma tiene.
Mi cabeza no deja de pensar que pasa ahí
afuera, hasta que alguna imagen en la tv me despeja un poco. Pienso.
Y pienso si saldré.
¿Cuando
me animare a dar el primer pasó? ¿Cuando apagare el maldito aparato y me
levantare? ¿Cuándo entenderé que me están lavando el cerebro? ¿Cuándo me daré
cuenta que se dieron cuenta como jugar?
Y las imágenes se repiten una, diez, cien, mil
veces.
Y los muertos caen una y otra vez.
Parecen miles y lo son, mientras las imágenes
se repitan.
Y los muertos somos todos y nos están matando,
así ya no se puede seguir.
Y también somos la pobreza y la falta de
compromiso y la estupidez y la inteligencia de elegir mal .
Y todos
somos todos y todos son yo mismo acá mirando la televisión con miedo, con
bronca, con los ojos cerrados, con la mente en blanco,
con las imágenes una tras otra lavandome el cerebro.
Un pasillo me separa de todos.
Una tv me une al
pensamiento que piensan otros.